Encuentros

Llegué a la siempre atestada estación y me coloqué en una zona donde poder verla cuando llegase, ya era la hora y suponía que sería muy puntual, la busqué entre la gente pero no la vi en un primer momento, vi a una chica que parecía estar esperando a alguien al igual que yo. Tenía una preciosa melena rizada y vestía de manera juvenil, con una minifalda vaquera que la sentaba estupendamente y una camisa con las mangas arremangadas a la altura de los codos, su presencia no pasaba desapercibida para muchos de los viajeros del género masculino que por allí pasaban, ni para algunas viajeras que le lanzaban miradas cual cuchillos, envidiosas del modelito.
Estaba absorto en las idas y venidas de aquella chica y en las reacciones que provocaba a su alrededor cuando con una sonrisa saludó con la mano a alguien que estaba en la misma dirección en la que yo me encontraba, me hice a un lado y mire hacia atrás con disimulo para ver a quien saludaba pero nadie se dio por aludido, volví mi mirada otra vez hacia ella que ahora estaba unos pasos mas cerca y entonces fue cuando me percaté que a quién saludaba era a mi, era ella...

© Pablo Ignacio Salazar Ortega

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